Nosotras

Somos tres mujeres laboriosas: una Loly marilanas, otra Loli maritelas y María, la mas joven y la que nos animó a hacer el blog...

jueves, 8 de octubre de 2009

Nosotras tambien somos Yaya

Esta noche tampoco puedo dormir ¿será la edad? ¿la hormona? ¿los turnos? ¿o será que no lo necesito? ¿seré de otro planeta? ... no se que pensar y para no caer en ese vicio, me dedico a "fisgonear" por los blogs y esta entrada de Marietta, es genial. Desde aquí demostrar nuestro apoyo a todas las Yayas del mundo

9 comentarios:

Marietta dijo...

Gracias, por mi ...... y por todas mis compañeras.

anita dijo...

¡qué bueno!

anita dijo...

a veces me pueden las prisas del intro! pero como se pongan las cosas serías me veo en los juzgados pidiendo libertad por mi abuela y mi madre!! ¡qué sin sentidos a veces!

ana-ane dijo...

Que pasa con vosotras, me parece que estais un poquito vagas.
Muchos besos

liandolamadeja dijo...

De vagas nada, lo que pasa es que algunas poneis el listón muy alto y pasa lo que pasa... espero esas fotos y las de tus trabajos con ilusión. Bssssssssss

ana-ane dijo...

Oye pues a mi me ha pasado lo mismo pero peor, un comentario que iba para Carmiña, sale en el mio con una falta de ortografía y no lo puedo borrar, la madre que me parió que tonta soy. Muchos besos

ana-ane dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ana-ane dijo...

Bueno parece que estoy entrando por el buen camino, borré el de la falta y también el repetido.

Lo de la identidad me parece mucho lio, seguro que es fácil arreglarlo para que sea más sencillo.
¿Donde está la niñina? aún no a vuelto a casa?, seguro que esa sabe mejor que ninguna.

Muchos besos

Blanca R.C. dijo...

Esto me recuerda a la época en la que las mujeres al atardecer sacaban una silla a la puerta de sus casas para hacer las labores, se enseñaban unas a otras y sobre todo a las nuevas generaciones, de sus mágicas bolsas salían los bastidores, las madejas, las agujas y las meriendas de los niños y a la luz del sol tejían el nuevo punto para el jersey de sus maridos o de sus hijos, el último bordado de la sábana del ajuar de sus hijas, lo último en tapetes de ganchillo y alguna aprovechaba los retales de viejas ropas para hacer nuevos agarradores, nuevas colchas para el invierno y entre punto y punto y entre puntada y puntad se daban la última receta para hacer ese plato especial el día de la fiesta.
Amiga mía añoro ese tiempo y lamento no haber tenido la sabiduría de conservar esa costumbre.
Un beso y en bajito te lo digo por los aires que se mueven últimamente “yo también soy yaya”