Esta noche tampoco puedo dormir ¿será la edad? ¿la hormona? ¿los turnos? ¿o será que no lo necesito? ¿seré de otro planeta? ... no se que pensar y para no caer en ese vicio, me dedico a "fisgonear" por los blogs y esta entrada de
Marietta, es genial. Desde
aquí demostrar nuestro apoyo a todas las Yayas del mundo
9 comentarios:
Gracias, por mi ...... y por todas mis compañeras.
¡qué bueno!
a veces me pueden las prisas del intro! pero como se pongan las cosas serías me veo en los juzgados pidiendo libertad por mi abuela y mi madre!! ¡qué sin sentidos a veces!
Que pasa con vosotras, me parece que estais un poquito vagas.
Muchos besos
De vagas nada, lo que pasa es que algunas poneis el listón muy alto y pasa lo que pasa... espero esas fotos y las de tus trabajos con ilusión. Bssssssssss
Oye pues a mi me ha pasado lo mismo pero peor, un comentario que iba para Carmiña, sale en el mio con una falta de ortografía y no lo puedo borrar, la madre que me parió que tonta soy. Muchos besos
Bueno parece que estoy entrando por el buen camino, borré el de la falta y también el repetido.
Lo de la identidad me parece mucho lio, seguro que es fácil arreglarlo para que sea más sencillo.
¿Donde está la niñina? aún no a vuelto a casa?, seguro que esa sabe mejor que ninguna.
Muchos besos
Esto me recuerda a la época en la que las mujeres al atardecer sacaban una silla a la puerta de sus casas para hacer las labores, se enseñaban unas a otras y sobre todo a las nuevas generaciones, de sus mágicas bolsas salían los bastidores, las madejas, las agujas y las meriendas de los niños y a la luz del sol tejían el nuevo punto para el jersey de sus maridos o de sus hijos, el último bordado de la sábana del ajuar de sus hijas, lo último en tapetes de ganchillo y alguna aprovechaba los retales de viejas ropas para hacer nuevos agarradores, nuevas colchas para el invierno y entre punto y punto y entre puntada y puntad se daban la última receta para hacer ese plato especial el día de la fiesta.
Amiga mía añoro ese tiempo y lamento no haber tenido la sabiduría de conservar esa costumbre.
Un beso y en bajito te lo digo por los aires que se mueven últimamente “yo también soy yaya”
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